Por Jennifer Gonzalez La siguiente es una traducción libre del artículo “Build it Together: Co-Constructing Success Criteria with Students”. Para encontrarlo completo en idioma inglés hacer click acá Cuando recién comencé mi carrera docente, me pasaba horas y fines de semana enteros corrigiendo, llenando las rúbricas y escribiendo múltiples comentarios para destacar las fortalezas y los aspectos a mejorar de cada producción. Cada lunes, mis estudiantes, al recibir la retroalimentación, veían mis comentarios como si estuvieran escritos en otro idioma incomprensible. A pesar de que les había dado los criterios de evaluación y la rúbrica con anticipación, actuaban como si los estuvieran viendo por primera vez. Era mi culpa. Había hecho algunas cosas bien, sobre todo darles los criterios con antelación, pero no me había asegurado de que los entendieran. En eso, me había equivocado. Al ir ganando experiencia, fui agregando pasos que ayudaron: les mostré modelos de producciones finalizadas, que les daban una imagen más acabada de lo que se esperaba de ellos. También los hice corregir y brindar puntajes a algunas producciones (hechas por alumnos de otros años) para hacerlos prestar más atención a los requerimientos mencionados en la rúbrica. Esto ayudó bastante a que entendieran mejor lo que tenían que hacer, pero todavía faltaba. Después de hablar con Starr Sackstein, quien escribió Evaluando con Respeto, creo que hallé la respuesta. Ella recomienda que se intente incluir a los estudiantes en el proceso de definición sobre qué será evaluado, también conocido como proceso de co-construcción de criterios de excelencia. En otras palabras, en vez de tener un docente que sea el único que decida sobre lo que constituye un buen trabajo, tendremos a los estudiantes contribuyendo también y haciéndolos parte del proceso desde el comienzo. ¿Qué significa co-construir criterios de excelencia? “Esencialmente, es planificar hacia atrás conjuntamente con los estudiantes para la excelencia. Revisamos una consigna con ellos y tenemos una conversación sobre qué debería tener la producción para que sea exitosa”, dice Sackstein. ¿Por qué involucrar a los estudiantes en este proceso? Si un docente crea consignas de alta calidad, con criterios claros, ¿por qué sería necesario incluir a los estudiantes? ¿No es suficiente la experiencia del docente? A continuación, algunas razones por las cuales la co-construcción es valiosa:
¿Cómo co-construir los criterios de éxito con los estudiantes? El mayor trabajo debe hacerse antes de empezar la tarea. A continuación, se presentará una secuencia de pasos a seguir que van construyéndose como escalones de una pirámide. Tanto estudiantes como docentes encontrarán un flujo natural entre un paso y otro, yendo y viniendo entre cada uno de ellos. La clave es no apurarse. Para mejores resultados, se debe dedicar una clase (o al menos una fracción importante de la misma) a la co-construcción. Dediquemos tiempo a las consignas y a los criterios. 1. Desmenuzar los criterios e incluir el vocabulario en las clases diarias. Empezar trabajando uno de los criterios, por ejemplo, pidiéndoles a los alumnos que resalten los verbos porque, generalmente, apuntan a las habilidades, y después que circulen los sustantivos, que son los conceptos. Desde ahí, los distintos grupos de estudiantes discuten lo que entendieron de esas habilidades y pueden realizar una lluvia de ideas sobre cómo se vería un alumno que haga esas cosas. Pueden ir un paso más allá y reescribir los criterios en un vocabulario que sea amigable para ellos. Por ejemplo, pueden utilizar las afirmaciones “Yo puedo…” y hacer carteles para colocar en el aula. Al avanzar con el proceso de aprendizaje, el docente puede referirse a esas afirmaciones, conectándolas con los criterios originales, así todos están familiarizados con el lenguaje propio de las consignas. 2. Estudiar la consigna y hacer anotaciones. Al empezar el proyecto o el ciclo de aprendizaje, es conveniente que les demos a los alumnos la consigna sobre la que van a trabajar, que puede incluir la rúbrica. Pidámosles que la lean atentamente, que resalten, que anoten palabras o frases importantes o que hagan comentarios y/o preguntas en los márgenes. Deberían preguntarse a ellos mismos: “¿Cómo se vería el éxito en esta consigna?” 3. Estudiar ejemplos de producciones que respondan la consigna. Después de estudiar la consigna, los alumnos deberían tener la oportunidad de observar ejemplos de tareas completas. Pueden ser ejemplos hechos por los docentes o por alumnos (de otros años, por ejemplo). Se pueden seleccionar o crear ejemplos que representen la más alta calidad. Aún cuando puede ser útil mostrar ejemplos de baja calidad, esto no será tan efectivo al comienzo así no confundimos el criterio de excelencia de los alumnos. Démosles tiempo en silencio para leer los ejemplos, después podemos hacer que se reúnan en pares para hablar de lo que notaron. ¿Dónde pueden ver la evidencia de los criterios en esta tarea? Finalmente, la clase entera puede discutir esta misma pregunta, utilizando el lenguaje específico trabajado previamente. Este paso permitirá que los criterios de éxito cobren vida, ayudando a los estudiantes a observar cómo se ve cuando un alumno cumple con solicitado. 4. Identificar necesidades de enseñanza. Una vez que los estudiantes tienen una idea clara de lo que se espera de ellos, el paso final antes de empezar es que identifiquen dónde van a necesitar más andamiaje por parte del docente. ¿Qué criterios tendrán que ser trabajados en mayor medida por ellos? ¿Qué habilidades y conceptos necesitan aprender para poder desempeñarse bien? Los docentes podemos reunir esta información en un cuadro donde los alumnos destaquen lo que ya saben y lo que les falta aprender (Tabla SQ: lo que ya sé, lo que quiero saber). O se puede recabar esta información mediante un ticket de salida. Esto nos dará una idea por dónde empezar en nuestras clases. Así, la enseñanza será más personalizada. Incluir a los alumnos en el proceso de evaluación permitirá que asuman más protagonismo en su proceso de aprendizaje. “Den retroalimentación directa y repítanlo en el tiempo, dándoles voz a los estudiantes para que opinen sobre las formas de evaluación con reflexión y auto-evaluación. Esto formará una alianza entre los alumnos y el docente y permitirá que ellos empiecen a establecer metas, avanzar y progresar en su propio aprendizaje”.
0 Comments
Leave a Reply. |